martes, 20 de octubre de 2009

CARTA PARA UN MUNDO SIN VIOLENCIA

LOS PREMIOS NOBEL DE LA PAZ REDACTARON ESTA CARTA ABIERTA, SOLICITANDO A LOS INTEGRANTES DE LA MARCHA MUNDIAL SU MAS AMPLA DIFUSION.
AQUI LA PODES LEER


CARTA PARA UN MUNDO SIN VIOLENCIA,
La violencia es una enfermedad evitable
Ningún Estado o individuo puede estar seguro en un mundo inseguro. Los valores de la noviolencia han dejado de ser una alternativa para convertirse en una necesidad, tanto en las intenciones, como en los pensamientos y las prácticas. Estos valores se expresan en su aplicación a las relaciones entre estados, entre grupos y entre individuos.
Estamos convencidos de que la adhesión a los principios de la noviolencia introducirá un orden mundial más civilizado y pacífico, en el que pueda ser realidad un gobierno más justo y eficaz, respetuoso de la dignidad humana y de la sacralidad de la misma vida.
Nuestras culturas, nuestras historias y nuestras vidas individuales están interconectadas y nuestras acciones son interdependientes. Hoy como nunca antes, creemos encontrarnos frente a una verdad: el nuestro es un destino común. Ese destino será determinado por nuestras intenciones, nuestras decisiones y nuestras acciones de hoy.
Estamos firmemente convencidos de que crear una cultura de paz y no violencia es un objetivo noble y necesario, aún cuando sea un proceso largo y difícil. Afirmar los principios enunciados en esta Carta es un paso de vital importancia para garantizar la supervivencia y el desarrollo de la humanidad y lograr un mundo sin violencia.
Nosotros, personas y organizaciones premiadas con el Nobel por la Paz,
Reafirmando nuestro compromiso con la Declaración Universal de los Derechos Humanos,
Preocupados por la necesidad de poner fin a la propagación de la violencia en todos los niveles de la sociedad y, sobre todo, a las amenazas que a nivel global ponen en peligro la misma existencia de la humanidad,
Reafirmando que la libertad de pensamiento y de expresión está en la raíz de la democracia y de la creatividad,
Reconociendo que la violencia se manifiesta de muchas formas, ya sea como conflicto armado, ocupación militar, pobreza, explotación económica, destrucción del medioambiente y prejuicios basados en la raza, la religión, el género o la orientación sexual,
Reparando en que la glorificación de la violencia, como se expresa a través del comercio del entretenimiento, puede contribuir a la aceptación de la violencia como una condición normal y admisible,
Convencidos de que los más perjudicados por la violencia son los más débiles y vulnerables;
Teniendo en cuenta que la paz no es solamente la ausencia de violencia sino también la presencia de justicia y el bienestar de la gente;
Considerando que un inadecuado reconocimiento de las diversidades étnicas, culturales y religiosas por parte de los Estados, está en la raíz de mucha de la violencia que existe en el mundo,
Reconociendo la urgente necesidad de desarrollar un planteo alternativo sobre la seguridad colectiva basado en un sistema en el que ningún país, o grupo de países, se apoye en las armas nucleares para la propia seguridad;
Conscientes de que el mundo necesita mecanismos globales y propuestas eficientes para la prevención y resolución no violenta de los conflictos, y que tienen mayor éxito cuando se aplican lo más temprano posible.
Afirmando que quienes detentan el poder cargan con la mayor responsabilidad de poner fin a la violencia donde se produzca y de prevenirla cada vez que sea posible,
Convencidos de que los principios de la no violencia deben triunfar en todos los niveles de la sociedad, así como en las relaciones entre los Estados y las personas;
Llamamos a la comunidad internacional a promover el desarrollo de los siguientes principios:
Primero: En un mundo interdependiente, la prevención y el cese de los conflictos armados entre y dentro de los Estados puede requerir la acción colectiva de parte de la comunidad internacional. El mejor modo de garantizar la seguridad de los estados individuales es promover la seguridad humana global. Esto requiere fortalecer la capacidad de implementación del sistema de la ONU y de las organizaciones de cooperación regional.
Segundo: Para lograr un mundo sin violencia, los Estados deben guiarse por el imperio de la ley y honrar siempre sus compromisos legales.
Tercero: Es esencial encaminarse sin más demoras hacia la eliminación universal verificable de las armas nucleares y de otras armas de destrucción masiva. Los Estados que posean tales armas deben dar pasos concretos hacia el desarme y adoptar un sistema de seguridad que no se base en la disuasión nuclear. Al mismo tiempo, los Estados deben empeñarse en consolidar el régimen de no proliferación nuclear, fortalecer también verificaciones multilaterales, protegiendo el material nuclear y promoviendo el desarme.
Cuarto: Para contribuir a eliminar la violencia en la sociedad, la producción y la venta de armas pequeñas y ligeras debe reducirse y ser rigurosamente controlada a nivel internacional, estatal, regional y local.
Además, debe existir un fortalecimiento pleno y universal de los acuerdos internacionales en materia de desarme, como por ejemplo el Tratado para la Prohibición de Minas de 1997, y el apoyo a nuevos esfuerzos dirigidos a erradicar el impacto de las armas activadas por las víctimas y de las indiscriminadas, como por ejemplo las municiones en racimo. Es necesario sancionar un Tratado de Comercio de Armas abarcador y efectivo.
Quinto: El terrorismo jamás puede ser justificado porque la violencia genera violencia y porque ningún acto de terror contra las poblaciones civiles de ningún país puede ser perpetrado en nombre de ninguna causa. La lucha contra el terrorismo no puede, sin embargo, justificar la violación de los derechos humanos, del derecho humanitario internacional, de las normas civilizadas y de la democracia.
Sexto: Poner fin a la violencia doméstica y familiar exige el respeto incondicional de la igualdad, de la libertad, de la dignidad y de los derechos de las mujeres, de los hombres y de los niños, por parte de todos los individuos e instituciones del estado, de la religión y de la sociedad civil. Tales tutelas deben incorporarse a las leyes y a las convenciones en los niveles locales e internacionales.
Séptimo: Todo individuo y Estado comparten la responsabilidad de prevenir la violencia contra los niños y los jóvenes, que son nuestro futuro común y nuestro bien más preciado. Todos tienen derecho a una educación de calidad, el acceso a una asistencia sanitaria primaria eficaz, a la seguridad personal, a la protección social, a la participación plena en sociedad y a un entorno posibilitante que refuerce la no violencia como estilo de vida. La educación en la paz, la promoción de la no-violencia y enfatizar la cualidad humana innata de la compasión deben ser parte esencial de los programas educativos en todos los niveles.
Octavo: Prevenir los conflictos derivados del agotamiento de los recursos naturales y, en particular, de las fuentes de energía y del agua exige que los Estados desarrollen un rol activo e instituyan sistemas jurídicos y modelos dedicados a la protección del ambiente y a alentar el ajuste de su consumo en base a la disponibilidad de los recursos y a las reales necesidades humanas
Noveno: Llamamos a las Naciones Unidas y a sus Estados miembros a promover un reconocimiento significativo de las diversidades étnicas, culturales y religiosas. La regla de Oro de un mundo no violento es: “Trata a los demás como quieres que te traten”.
Décimo: Los principales instrumentos políticos para alumbrar un mundo no violento son instituciones democráticas que funcionen y el diálogo basado en la dignidad, el conocimiento y el compromiso, conducidos sobre la base del equilibrio entre las partes involucradas, y, cuando sea apropiado, incluyendo las consideraciones relativas a la humanidad entera y el medio ambiente natural.
Décimoprimero: Todos los Estados, instituciones e individuos deben apoyar los esfuerzos para encarar las desigualdades en la distribución de los recursos económicos y resolver las grandes inequidades que crean un terreno fértil para la violencia. La disparidad de condiciones de vida lleva inevitablemente a la falta de oportunidades, y en muchos casos, a la pérdida de esperanza.
Décimosegundo: La sociedad civil, incluidos los defensores de los derechos humanos, los pacifistas y los activistas ambientales, debe ser reconocida y protegida como esencial para la construcción de un mundo no violento, así como todos los gobiernos deben servir a sus propios pueblos y no al contrario. Deben crearse las condiciones para habilitar y alentar la participación de la sociedad civil, en especial la de las mujeres, en los procesos políticos de nivel mundial, nacional y local.
Décimotercero: Implementando los principios de esta Carta, nos dirigimos a todos para que se trabaje juntos por un mundo justo y libre de matanzas, en el que cada uno tenga el derecho a no ser asesinado y a su vez el deber de no asesinar a nadie.
Para encarar todas las formas de violencia, alentamos la investigación científica en los campos de la interacción humana y del diálogo, e invitamos a las comunidades académicas, científicas y religiosas a ayudarnos en la transición hacia una sociedad no-violenta y no-asesina.
Firman la Carta para un Mundo sin Violencia
Mairead Corrigan Maguire
Su Santidad el Dalai Lama
Mikhail Gorbachev
Lech Walesa
Frederik Willem De Klerk
Arzobispo Desmond Mpilo Tutu
Jody Williams
Shirin Ebadi
Mohamed ElBaradei
John Hume
Carlos Filipe Ximenes Belo
Betty Williams
Muhammad Yunus
Wangari Maathai
International Physicians for the Prevention of Nuclear War
La Cruz Roja
International Atomic Energy Agency
American Friends Service Committee
International Peace Bureau
Apoyan la Carta para un Mundo Sin Violencia
Walter Veltroni, Ex Alcalde de Roma
Mr. Tadatoshi Akiba Presidente de Alcaldes por la Paz y Alcalde de Hiroshima
Agazio Loiero, Gobernador de la Región de Calabria, Italia
Prof. M.S. Swaminathan, Ex Presidente del Pugwash Conferences on Science and World Affairs, Organización Premio Nobel de la Paz.
David T Ives, Instituto Albert Schweitzer
George Clooney, actor
Don Cheadle, actor
Bob Geldof, cantante
Peace People, Belfast, Irlanda del Norte
Memoria Collettiva, Asociación
Hokotehi Moriori Trust, Nueva Zelanda

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